Soy artista autodidacta. Mi primer cuadro al óleo lo realicé con 8 años. A partir de ahí el sentimiento creativo me ha acompañado con mayor o menor fortuna, pero orienté mi formación académica hacia la arquitectura, que es para mí la máxima expresión de concebir unos límites técnicos y estéticos en el espacio. Sin embargo mi eterna búsqueda de la felicidad se traduce en fatalidad, turbación y desasosiego. No suelo terminar lo que empiezo. Estudié hasta tercer curso de arquitectura superior en San Sebastián. Primer curso de Arquitectura Técnica en Zaragoza. Y actualmente he completado con éxito un Ciclo Formativo de Delineante. Mi pasión es la pintura. Si volviera a los 18 años puede que hubiera elegido Bellas Artes como academicismo y dejara a un lado consejos sobre lo que tiene y no tiene futuro. Aún así, la construcción codificada a nivel técnico me da la satisfacción matemática de encerrar espacios reales y factibles.